Las causas de una amputación de una pierna son muy diversas. Pueden ser afecciones vasculares, consecuencias de heridas, tumores malignos, infecciones, malformaciones congénitas y accidentes. Sin embargo, la inmensa mayoría (80%) se deben a trastornos del riego sanguíneo arterial. Otras enfermedades concomitantes, como la diabetes, la hipertensión arterial y algunos factores como el tabaquismo, el sobrepeso e incluso la edad avanzada, también influyen.
Las piezas de ajuste de las prótesis medi ayudan a los afectados a llevar una vida tan móvil como sea posible y a ganar calidad de vida.
Planificación de los cuidados
El desarrollo del edema es un problema que a menudo se subestima en la protetización postoperatoria. Un edema normalmente es una reacción inevitable a un evento traumático significativo que suele desaparecer después de más o menos una semana. Sin embargo hay más casos postoperatorios donde los edemas tardan mucho más tiempo en desaparecer lo que retrasa la siguiente fase de la protetización. Una cicatrización de la herida sin problemas en la fase postoperatoria requiere medidas que eviten la continuación del edema o por lo menos la limiten. Esto incluye no solo el control médico sistemático del proceso de cicatrización después de la operación sino también el manejo correcto del muñón. | El líquido linfático, por ejemplo, circulará bien si el muñón está elevado por encima de la altura del corazón. Además, terapeutas especialmente entrenados deberían drenar diariamente el líquido linfático en la fase postoperatoria. Para determinar el éxito del proceso del tratamiento y aumentar la motivación, deben tomarse continuamente las medidas y escribir los resultados en un formulario. Debería evitarse un estiramiento agresivo del tejido en el muñón en cualquier circunstancia durante la terapia del edema. Puede dar lugar a pequeños traumas que a su vez causen dicho edema. También es muy importante una terapia adecuada para el dolor para evitar que el paciente piense que una protetización no será posible por miedo a más dolor. |
La planificación de cuidados del paciente con amputación quirúrgica por traumatismo supone un reto para el cuidado enfermero, ya que requiere tener en cuenta no sólo los aspectos relacionados con el problema fisiopatológico y la cirugía, sino también sus importantes repercusiones en los aspectos psicosociales de la persona. Para abordar el cuidado de la persona en esta situación, resulta muy útil contar con un marco de referencia (Modelo conceptual de Virginia Henderson) y con el método y los instrumentos (Proceso de Atención de Enfermería y taxonomías de lenguaje enfermero) que nos permiten poder llevar a cabo nuestra actividad profesional de una forma eficaz. El propósito de este artículo es presentar el plan de cuidados que se llevó a cabo con un paciente que sufrió una amputación de miembro inferior. Tras la fase de valoración y el análisis de las manifestaciones de dependencia, se priorizó el abordaje del diagnóstico enfermero: temor relacionado con la pérdida de capacidad física, responsable a su vez de la falta de afrontamiento de la situación del paciente y la dificultad para tomar una decisión sobre la amputación, que estaba favoreciendo un deterioro del paciente por la persistente infección del miembro afectado. El uso de la metodología enfermera con el Modelo de Virginia Henderson como guía, nos permitió ayudar al paciente a tomar una decisión, que resultó en una mejoría de la situación clínica y le preparó para la adaptación a su nueva situación. |
Bibliografía
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2871976
http://www.efisioterapia.net/articulos/leer.php?id_texto=158
No hay comentarios:
Publicar un comentario